Alcanzó el top 5 en múltiples países, entre ellos el propio Reino Unido, al tiempo que en el Eurochart 100 llegó a ubicar en el puesto diez. La curiosidad que hay que comentar es que Mattel los demandó por usar el nombre de la famosa muñeca para la canción… Pero, curiosamente, años después -en la desarrollador de muñecos recurrió al tema para promocionarse. Esta canción, compuesta por el cubano Dámaso Pérez Prado en 1961, tuvo una segunda juventud cuando la lengua alemana Lou Vega (nacido en Munich, si bien pasó su niñez en Miami) adaptó el tema a la música actualmente. El inicio del tema arranca con la voz de Maurice Lamarche, extraída de Dial M for Monkey del Laboratorio de Dexter. Igualmente, las cuerdas del tema proceden de Dance with you, de Carrie Lucas. La canción fue escrita por la propia Diana King, Andy Marbel y Kingsley Gardner y se incluyó en el álbum Tougher than love.
Otro tema de la factoría alemana de música electrónica de baile. Producido por ATV (André Tanneberger reza en su DNI), y también interpretado por Yolanda Rivera, fue el single de debut y el que encabezaba el disco Movin’ melodies. En Europa fue un bombazo, no solo por el contenido musical del tema, sino por todo lo que rodeaba al artista que lo interpretaba. Fue número 1 en Europa, pero también en otros países como México. Específicamente, el artista de eurodance Sin with Sebastian, que en 1995 sorprendía al mundo con el disco Golden Boy, coproducido por Inga Humpe y nuestro Sebastian Roth.
Rage Against The Machine, ‘killing In The Name’ (
Que levante la mano quien no haya bailado esta canción. Se lanzó en mayo de 1993 en Europa y en el verano siguiente en USA, con un notable éxito. En verdad, alcanzó el número 2 en Reino Unido y Alemania, y ascendió a lo más prominente en países como España, Francia, Italia, Países Bajos, Suiza o… Zimbawe. En apenas unos meses, el single vendió prácticamente 3 millones de copias. Incluida en el disco Dreamland, esta canción tuvo una esencial influencia en países como Reino Unido e Inglaterra.
En particular, la furiosa Fuck the Police cargó contra exactamente la misma brutalidad policial que en la actualidad se impone en las calles estadounidenses y se convirtió de forma rápida en el contundente mantra del grupo. Aquí tienes diez discos de artistas negros que provocaron una transformación cultural y fueron la banda sonora de varios de los momentos mucho más importantes de la crónica de la política reciente. Sí, los hits con mayúsculas del disco homónimo con el que debutaron Sopa de Cabra en 1989 fueron \’L\’Empordà\’ i \’El boig de la ciutat\’. El álbum, sin embargo, se abría con este \’Bloquejats\’, que indicaba una mayor profundidad en las pretenciones de los rockeros de Girona, que basculaban des del desenfreno de \’El sexo \’ a un pop rock de creador mucho más reposado de letras y arreglos más elaborados. En todo caso, \’Bloquejats\’ se encuentra dentro de las canciones mucho más logradas de su trayectoria.
Fue otro fenómeno viral que, acorde llegaba a las transmisoras de radio, parecían volverse locas y pincharlo sin cesar. Más allá de no arrasar en estas listas oficiales, sí lo logró en otras como la elaborada por MTV Dance como los enormes himnos del dance de los 90 (se coló en el puesto 53). El dúo Reel 2 Real dio en el clavo con esa simple canción que incorporaba unas elaboradas letras (nótese la ironía), a las que ponía voz el rapero de Trinidad y Tobago Mad Stuntman, o sea Mark Quashie. En Reino Unido llegó a lograr el número 2, algo a tomar en consideración pues el número 1 lo ostentaba ese himno para los británicos que fue el Candle in the wind de Elton John. Alcanzó el número 2 en las listas británicas (el cuarto del transatlántico alemán), y posicionó en el número 11 del listado Billboard Hot Dance Club Play.
\’Omega\’ fue un trabajo transgresor y bello, que abrió muchísimas puertas a la experimentación y rompió barreras. \’Pequeño vals vienés\’ sostenía la armonía de la canción que Leonard Cohen hizo sobre el poema de Lorca, pero la devolvía a su lengua original, creando un monumento sonoro que va a quedar relacionado para toda la vida el recuerdo del poeta. Desde Olympia, Washington, Biquini Kill fueron la punta de lanza del movimiento riot grrrl, compuesto por conjuntos de chicas que luchaban contra el machismo dominante con las guitarras abrasivas y la agresividad propias del punk. \’Rebel girl\’ quedó probablemente como la canción más simbólica del movimiento. Fijaos en el talento compositivo de Stephen Malkmus, que aprovechaba la letra para lanzar un beef a los Smashing Pumpkins y a los Stone Temple Pilots, si bien quién sabe, porque toda la música de los californianos semeja teñida de un humor absurdo prácticamente dadaísta.
\’everybody Wants To Rule The World\’, Tears For Fears
Soundgarden no gozaron de un éxito tan estratosférico como el de Nirvana y Pearl Jam, pero fue un grupo que llegó muy adentro entre el \’fandom\’ del rock de guitarras mundial. Esto quedó probado con la convulsión causada por la desaparición prematura de su carismático artista Chris Cornell, en 2017 a la edad de 52 años. Canciones como \’Spoonman\’, sobre un artista de calle de Seattle, mantienen todavía un magnetismo poderosísimo y representan a la perfección el espíritu de la mejor música grunge de los años 90. Tras escandalizar parte del establishment \’nostrat\’ con sus dos irreverentes primeros discos en catalán, Albert Pla inició una nueva y fructífera etapa en castellano. Primero con \’No solo de rumba vive el hombre\’ y después con \’Piensa Fonollosa\’ , que amoldaba una secuencia de poemas de José María Fonollosa y donde incluyó esta excelente adaptación el \’Walk on the wild side\’ de Lou Reed.
Por un breve periodo de tiempo, \’Smells like teen spirit\’ representó el ataque del underground al poder de la MTV y las grandes compañías de discos, abriendo camino a todo lo que estaba por venir en la década de los 90. Lo que es seguro es que la década de los 80 marcó la explosión del hip hop como género musical, pero asimismo como vehículo reivindicativo de sus primordiales autores, que eran, ciertamente, negros americanos. En 1951, el pianista y compositor Thelonius Monk ya era una de las figuras mucho más predominantes del jazz y había escrito estándars tan esenciales como Epistrophy, Well, You Needn’t y el enorme Round Midnight. Sin embargo, aún con un colosal reconocimiento por la parte de la crítica, su música siempre y en todo momento se había considerado algo bien difícil para el enorme público, por lo que las casas discográficas le solicitaron que “suavizase” su discurso musical.
Los de Glasgow se asociaron con el DJ Andrew Weatherall y cometieron una irresistible fusión entre el rock y la música house que entonces aún resultaba inédita. El disco comenzaba con este góspel sutilmente lisérgico, puerta de entrada a un festival de música colorista, contenta y exuberante. En la Barcelona de finales de los 90 reventó el mestizaje, una fusión de estilos que proceden de todo el mundo que recibió la importantísima predominación de Manu Chao. Fue él mismo, en verdad, quien recogió el éxito comercial mucho más espectacular en este campo, con un disco viajero grabado a solas tras la disolución de Mano Negra. \’Clandestino\’, la canción titular y la mucho más emblemática de un álbum que vendió millones de copias, enumeraba los sufrimientos que padecen las personas migrantes y se convirtió en un himno de la lucha contra las injusticias de la globalización.
La canción sobre el karma que abrió \’Colours by numbers\’, álbum que catapultó a la popularidad al conjunto británico en 1983. Con este tema, además de esto, la banda se mantuvo en el número uno de la lista Billboard durante semanas. Una letra llena de significado sobre la honestidad y sobre la lealtad a nosotros, anegada del ritmo new wave que caracterizaba a Culture Club, y con pinceladas soul de armónicas melancólicas. Si la canción es ya emocionante por si misma, todavía lo es mucho más la historia de cómo logró colarse en millones de casas. Siendo una cantautora ignota de 24 años que viene de una familia pobre de Ohio, Chapman logró silenciar el ruidoso estadio de Wembley a lo largo de la celebración del 70 aniversario de Nelson Mandela, por entonces todavía en la cárcel.
Fue entonces en el momento en que lanzaron el segundo disco de la licencia, del que se extrae este sencillo. El tema lo escribieron Michael Münzing and Luca Anzilotti (usaron pseudónimos, Benito Benites y John «Virgo» Garrett III). Y con ellos también hace aparición en los créditos Antoinette Colandreo.
En verdad, mezcla hard rock -de la mano de Slash, de Guns N’ Roses-, dance y rap. Con la creación de una atmósfera mental arranca esta canción… Un tema que verdaderamente después consigue este tradicional del trance. Una versión bailable de entre las canciones con más fuerza de los 80, la que llevaba ese nombre y que hicieron en 1982 los británicos Ultravox, elementos de la new wave. Decenas de grupos hicieron versiones del tema, pero pocos con el acierto de Cabballero. Esta misma agrupación hizo lo propio con otro temazo que, por espacio, no incorporaremos a este listado, Dancing with tears in my eyes, también original de Ultravox. En un inicio fue publicado bajo el título Think About the Way (Bom Digi Bom…) en el Reino Unido y también Irlanda.
\’every Breath You Take\’, The Police
Un himno al desenfreno juvenil que se bailó hasta la extenuación en bares musicales y discotecas a lo largo de los años 90. Era el primer single de \’Parlklife\’ , tercer disco de Blur, el trabajo que los catapultaría a primerísima línea de lo que se llamó britpop. Con Oasis, sus rivales, se disputaron el trono del pop británico a lo largo de una buena temporada, simulando un tanto aquella pregunta de “tú que eres mucho más, de Beatles o Stones?”. En ese momento, si tenías ganas de celebración, seguro que eras mucho más de \’Girls and boys\’. Desde el momento en que se han separado, valoramos todavía más el enorme el legado del dúo francés, empeñado en arrimar la música house y disco a los seguidores del rock y al reves. El riff, pegajoso como un chicle en el zapato, está sacado del sonido de una sirena, con una melodía inspirada en Giorgio Moroder; raramente, deseaban emular los discos de gangsta rap de la época, que paralelamente bebían del funk de los 70.
\’should I Stay Or Should I Go\’, The Clash
Aún siendo un trabajo de virtudes infinitas, sobresalen los tradicionales «P-Funk », «Mothership Connection » y «Give Up the Funk ». El disco ha conseguido el halo de clásico conforme han ido pasando los años. Estamos frente otro trabajo con tendencias políticas, aroma urbano, decididamente poético y, por instantes, sombrío.