De esta forma encabezaba una carta Liz Taylor, la mujer poseedora de los ojos violetas mucho más impactantes de la historia del cine, a su aún marido Richard Burton. Poco después de cumplir 18 años, Elizabeth Taylor contrajo matrimonio el 6 de mayo de 1950 con el heredero de la cadena de hoteles Hilton, y tío abuelo de la célebre Paris Hilton, Conrad Nicholson ‘Nicky’ Hilton Jr. Para la ocasión, la actriz luciría un vestido de satén valorado en 1.500 euros, regalo de los estudios Metro Goldwyn Mayer. La pareja se divorciaría menos de 12 meses después, el 29 de enero de 1951. La séptima boda de Elizabeth Taylor fue una de las más privadas de su trayectoria y apenas hay fotografías del enlace.
Proveniente de una familia abundante de mineros de Gales, en él se combinaban la humildad y llaneza de la clase trabajadora con el espíritu sensible de los galeses mucho más melancólicos, con alma de poeta y fanáticos de la música y las artes. El minero culto cuyo talento lo aleja de un destino de duro trabajo, el chaval pendenciero que recita sonetos de Shakespeare o el comienzo del Ulises de Joyce sin equivocarse ni una coma. Su esposa, Sybil Williams, era una mujer inteligente y encantadora que había abandonado una incipiente carrera en el cine cuando se casó. Aunque conocía las aventuras de su marido, las perdonaba sabedora de que jamás sería con la capacidad de dejarla a ella ni a sus hijas, Kate y Jessica.
Segunda Boda Con Richard Burton En 1975
Su amor se veía en las revistas del corazón y en el cine, en tanto que rodaron juntos 11 películas. La segunda boda se festejó el 10 de octubre del 75 a orillas del río Chobe, en Botusana, con solo dos hipopótamos como testigos no convidados. Él llevaba pantalón blanco y jersey de cuello alto colorado, ella un vestido largo verde con abalorios y plumas. Como nada se había interrumpido, no fue un nuevo comienzo de nada. Richard procuraba dejar de tomar con suerte dispar, y las broncas y reconciliaciones apasionadas eran exactamente las mismas de su primer matrimonio.
Fue el único matrimonio de la actriz que no acabó en divorcio. Estas expresiones las escribió Richard el Burton en una foto extraordinaria, de 1970, el donde una todavía esplendorosa Elizabeth Taylor de 38 años, hacia trampas con el pelo suelto en dirección al objetivo de la cámara, mientras que su corto vestido del flecos deja ver al aire su ropa interior. Liz protagonizó siete bodas y tuvo siete esposos, al tiempo que Burton contrajo matrimonio en ocho oportunidades hasta que una hemorragia cerebral terminó con su historia en 1984. La trayectoria amorosa de los actores, galés él, inglesa ella, fue tumultuosa.
Terraza Del Río
«Nada de besos, ni llevar a cabo trampas con la boca abierta, ni excitarse, ni morder, ni alborotarse y todo eso. Si no, me vas a tener en el estudio y alguna muchacha de las muchas que han pasado por su cama lo va a pasar mal, voy a contar a la prensa que haces trampas con las mujeres que trabajan contigo, que las engañas miserablemente. Muchos maridos de actrices conocidas van a estar muy interesados en todo esto. Nada de lengua en los besos, nada de nada querido Michael, tampoco creo que te guste sacar a la luz tus visitas nocturnas a las zonas gay”. Como Marco Antonio y Cleopatra, un amor legendario que les mantuvo unidos alén de la muerte.
Burton comentó que aquella primera impresión no fue muy aduladora, vió a una mujer muy hermosa, pero formidablemente antojadiza y con un punto de egolatría fuera de lo normal. La sintió como las clásica estrella que se creía la reina del mundo, por consiguiente – confesó el actor – ¡insoportable!. La boda fue el acontecimiento mas sonado de aquel año, no existió un solo periódico o una gaceta, donde no tuviese en su primera plana la inopinada boda de Elizabeth Taylor y Richard Burton. Entiendo a Burton, comprendo sus frases, su sentimiento y asimismo compartí en cierto modo aquella pasión que rompía y dividía a una sociedad bastante puritana. ‘Me gustaría hablarte del puro exitación animal que siento por ti ’.
Andaban siempre a la greña y abundaban los insultos fuertes por las dos partes”, recordaría uno de sus guardaespaldas. En las navidades de ese mismo año Richard conoció en Gstaad a Suzy Hunt, exesposa del conduzco de fórmula 1 James Hunt, e iniciaron una relación que acabaría siendo la llave a fin de que él se curase de su alcoholismo. Elizabeth luchó por recobrar a su marido, pero era el fin. Para la primera boda con el que ella denominaría ‘el amor de su vida’ años después, la actriz llevó un impresionante vestido de novia de color amarillo que no dejó indiferente a absolutamente nadie. Fue un diseño de Irene Sharaff, encargada del vestuario de la misma película en la que los dos se conocieron. El vestido midi de organza y estilo baby doll lo acompañó con un peinado elaborado por el peluquero de tendencia Alexandre de París con pequeñas flores de azahar y un complejo broche -obsequio de Burton- con esmeraldas de Bvlgari.
Regresar sobre ellos supone revisar entre las historias amorosas mucho más intensas del siglo XX. Se casó a lo largo de su vida en siete oportunidades, pero se vistió de novia una vez más gracias a su relación tan ondulada -y mediática- con el actor Richard Burton, a quien conoció en el rodaje de Cleopatra y con el que volvió a casarse una vez más tras divorciarse de él. Ahora, hacemos un repaso de estos ocho trajes con los que Elizabeth Taylor pasó por el altar y también logró historia.
Para esta tercera boda, Elizabeth Taylor llevó un espectacular vestido blanco de organza de manga corta y hombros al descubierto. No obstante, lo que mucho más resalta de su look nupcial es el velo de tul con apariencia de capucha que colocó a mitad de la cabeza y llevaba cosido al propio vestido. En 1964 contrajo matrimonio, por quinta vez, con Richard Burton. Este fue el matrimonio más largo de la actriz que, en múltiples oportunidades, aseveró “quererlo locamente”.
Patio De Los Naranjos
Para diferenciarse, la liturgia fue íntima y privada. La segunda vez que se casaron fue en Botsuana, “con los nuestros”, diría la novia. Siempre fueron unas fieras interpretando, amando, peleándose y bebiendo. Sabemos todo cuanto pasó antes, a lo largo de y tras esas bodas pues lo dejaron por escrito en cartas, diarios y memorias.